UNIDOS, DEFENDIENDO LA VERDAD

Propósito

Proponemos ayudar y suplir las necesidades de las personas que lo necesiten, apoyando a diferentes poblaciones a superar la pobreza, enfermedades, sufrimientos causados por el desplazamiento forzado o por desastres naturales; mostrando compasión y empatizando con cada persona. Además de pregonar, defender y preservar los principios bíblicos y exaltar el nombre y el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo por todos los medios posibles, incluyendo, pero no limitados al uso de la radio, televisión, medios sociales, página impresa y reuniones públicas.

Nuestro objetivo es el hacer presencia y tener influencia en las diversas áreas de nuestra comunidad por medio de la promoción del avance espiritual, la defensa de los valores y la participación efectiva en programas de acción social. Promovemos la fraternidad e interacción de nuestros miembros, así como el cuidado y ayuda de aquellos en necesidad.

Esta Asociación está organizada únicamente con fines caritativos religiosos y educacionales.

 

 

Las 16 verdades fundamentales

Las Escrituras, tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento, son verbalmente inspiradas por Dios y son la revelación de Dios para el hombre, la regla infalible y autoritaria de fe y conducta

  • El único Dios verdadero se ha revelado como el eterno existente en sí mismo «YO SOY», el Creador del cielo y de la tierra y Redentor de la humanidad. Se ha revelado también encarnando los principios de relación y asociación como el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo

    LA DEIDAD ADORABLE

    a. Definición de vocablos
    Los vocablos “trinidad” y “personas” según se relacionan con la Deidad, aunque no se encuentran en la Biblia, son vocablos que están en armonía con ella, por lo tanto podemos comunicar a los demás nuestro entendimiento inmediato de la doctrina de Cristo respecto al Ser de Dios, según se distingue de «muchos dioses y muchos señores». Por tanto podemos hablar debidamente del Señor nuestro Dios, que es un solo Señor, como una Trinidad o como un Ser de tres personas, sin apartarnos por ello de las enseñanzas bíblicas.

    b. Distinción y relación en la Deidad
    Cristo enseñó una distinción de personas en la Deidad que expresó en términos específicos de relación, como Padre, Hijo y Espíritu Santo, pero que esta distinción y relación, en lo que a su forma se refiere es inescrutable e incomprensible, pues la Biblia no lo explica.

    c. Unidad del Único Ser del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo
    Por lo tanto, de la misma manera, hay eso en el Padre que lo constituye Padre y no Hijo; hay eso en el Hijo que lo constituye Hijo y no Padre; y hay eso en el Espíritu Santo que lo constituye Espíritu Santo y no Padre ni Hijo. Por lo que el Padre es el Engendrador; el Hijo es el Engendrado; y el Espíritu Santo es el que procede del Padre y del Hijo. Así que, por cuanto estas tres personas de la Deidad están en un estado de unidad, existe un solo Señor Dios Todopoderoso y tiene un solo nombre.

    d. Identidad y cooperación en la Deidad
    El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo no son idénticos en lo que respecta a persona; ni se les confunde en cuanto a relación; ni están divididos en cuanto a la Deidad; ni opuestos en cuanto a cooperación. El Hijo está en el Padre y el Padre está en el Hijo en cuanto a relación. El Hijo está con el Padre y el Padre está con el Hijo, en cuanto a confraternidad. El Padre no procede del Hijo, sino el Hijo procede del Padre, en lo que respecta a autoridad. El Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo, en cuanto a naturaleza, relación, cooperación y autoridad. Por tanto, ninguna de las personas de la Deidad existe ni opera separada o independientemente de las otras.

    e. El título Señor Jesucristo
    El título “Señor Jesucristo” es un nombre propio. En el Nuevo Testamento nunca se le aplica al Padre ni al Espíritu Santo. Por tanto pertenece exclusivamente al Hijo de Dios.

    f. El Señor Jesucristo, Dios con nosotros
    El Señor Jesucristo, en lo que respecta a su naturaleza divina y eterna, es el verdadero y unigénito Hijo del Padre, pero en lo que respecta a su naturaleza humana, es el verdadero Hijo del Hombre. Por lo tanto, se le reconoce como Dios y hombre; quien por ser Dios y hombre, es «Emanuel», Dios con nosotros.

    g. El título Hijo de Dios
    Siendo que el nombre Emanuel abarca lo divino y lo humano, en una sola persona, nuestro Señor Jesucristo, el título Hijo de Dios describe su debida deidad, y el título Hijo del Hombre su debida humanidad. De manera que el título Hijo de Dios pertenece al orden de la eternidad, y el título Hijo del Hombre al orden del tiempo.

    h. Transgresión de la doctrina de Cristo
    Por tanto, es una transgresión de la doctrina de Cristo decir que el Señor Jesús derivó el título de Hijo de Dios sólo del hecho de la encarnación, o por su relación con la economía de la redención. De modo que negar que el Padre es un Padre verdarero y eterno y que el Hijo es un Hijo verdadero y eterno es negar la distinción y relación en el Ser de Dios; una negación del Padre y del Hijo; y una substitución de la verdad de que Jesucristo fue hecho carne.

    i. Exaltación de Jesucristo como Señor
    El Hijo de Dios, nuestro Señor Jesucristo, después de limpiarnos del pecado con su sangre, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas, sujetándose a El ángeles, principados, y potestades. Después de ser hecho Señor y Cristo, envió al Espíritu Santo para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla y confiese que Jesucristo es el Señor para la gloria de Dios el Padre hasta el fin, cuando el Hijo se sujete al Padre para que Dios sea todos en todo.

    j. Igual honor para el Padre y el Hijo
    Siendo que el Padre ha dado al Hijo todo juicio, no es solo un deber de todos en el cielo y en la tierra postrarse ante El, sino que es un gozo inefable en el Espíritu Santo adscribir al Hijo todos los atributos de la deidad y rendirle todo el honor y la gloria contenidos en todos los nombres y títulos de la Deidad excepto los que denotan relación (ver Distinción y relación en la Deidad; Unidad del único ser del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo; e Identidad y cooperación en la Deidad), honrando así al Hijo como se honra al Padre.

El Señor Jesucristo es el eterno Hijo de Dios. La Biblia declara:
Su nacimiento virginal,

Su vida sin pecado,

Sus Milagros,

Su obra vicaria en la cruz,

Su resurrección corporal de entre los muertos,

Su exaltación a la diestra de Dios.

El hombre fue creado bueno y justo; porque Dios dijo: «Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza». Sin embargo, el ser humano por su propia voluntad cayó en transgresión, incurriendo así no sólo la muerte física sino también la espiritual, que es la separación de Dios.

La única esperanza de redención para el hombre es a través de la sangre derramada de Jesucristo, el Hijo de Dios.

Condiciones para la salvación.

La salvación se recibe a través del arrepentimiento para con Dios y la fe en el Señor Jesucristo. El hombre se convierte en hijo y heredero de Dios según la esperanza de vida eterna por el lavamiento de la regeneración, la renovación del Espíritu Santo y la justificación por la gracia a través de la fe.

Evidencias de la salvación.

La evidencia interna de la salvación es el testimonio directo del Espíritu.

La evidencia externa ante todos los hombres es una vida de justicia y verdadera santidad.

El bautismo en agua

Las Escrituras establecen la ordenanza del bautismo en agua por inmersión. Todos los que se arrepienten y creen en Cristo como Salvador y Señor deben ser bautizados. De esta manera declaran ante el mundo que han muerto con Cristo y que han sido resucitados con El para andar en nueva vida.

La santa comunión.

La Cena del Señor, que consiste en la participación de las especies eucarísticas–el pan y el fruto de la vid–es el símbolo que expresa nuestra participación de la naturaleza divina de nuestro Señor Jesucristo (2 Pedro 1:4); un recordatorio de sus sufrimientos y su muerte (1 Corintios 11:26); y una profecía de su segunda venida (1 Corintios 11:26); y un mandato para todos los creyentes «¡hasta que él venga!»

Todos los creyentes tienen el derecho de recibir y deben buscar fervientemente la promesa del Padre, el bautismo en el Espíritu Santo y fuego, según el mandato del Señor Jesucristo. Esta era la experiencia normal y común de toda la primera iglesia cristiana. Con el bautismo viene una investidura de poder para la vida y el servicio y la concesión de los dones espirituales y su uso en el ministerio.

Esta experiencia es distinta a la del nuevo nacimiento y subsecuente a ella.

Con el bautismo en el Espíritu Santo el creyente recibe experiencias como:

El bautismo de los creyentes en el Espíritu Santo se evidencia con la señal física inicial de hablar en otras lenguas como el Espíritu los dirija.

El hablar en lenguas en este caso es esencialmente lo mismo que el don de lenguas, pero es diferente en propósito y uso.

La santificación es un acto de separación de todo lo malo, y de dedicación a Dios.

La Biblia prescribe una vida de «santidad sin la cual nadie verá al Señor».

Por el poder del Espíritu Santo podemos obedecer el mandato que dice: «Sed santos porque yo soy santo».

La santificación se efectúa en el creyente cuando este reconoce su identidad con Cristo en su muerte y su resurrección, y por fe se propone vivir cada día en esta unión con Cristo, y somete todas sus facultades al dominio del Espíritu Santo.

La Iglesia es el cuerpo de Cristo, la morada de Dios por el Espíritu Santo, con el encargo divino de llevar a cabo su gran comisión. Todo creyente, nacido del Espíritu Santo, es parte integral de la asamblea general e iglesia de los primogénitos, que están inscritos en los cielos.

Siendo que el propósito de Dios en relación con el hombre es buscar y salvar lo que se había perdido, ser adorado por el ser humano y edificar un cuerpo de creyentes a la imagen de su Hijo, la principal razón de ser de las Asambleas de Dios como parte de la Iglesia es:

  1. Ser una agencia de Dios para la evangelización del mundo.

  2. Ser un cuerpo corporativo en el que el hombre pueda adorar a Dios.

  3. Ser un canal para el propósito de Dios de edificar a un cuerpo de santos siendo perfeccionados a la imagen de su Hijo.

  4. Ser un pueblo que muestra el amor y la compasión de Dios a todo el mundo.

Las Asambleas de Dios existe expresamente para dar continuo énfasis a esta razón de ser según el modelo apostólico del Nuevo Testamento enseñando a los creyentes y alentándolos a que sean bautizados en el Espíritu Santo. Esta experiencia:

  1. Los capacita para evangelizar en el poder del Espíritu con señales y milagros.

  2. Agrega una dimensión necesaria a la adoración y a la relación con Dios.

      • 1 Corintios 12
      • 1 Corintios 13
      • 1 Corintios 14
    •  
  3. Los capacita para responder a la plena manifestación del Espíritu Santo en la expresión de frutos, dones y ministerios como en los tiempos del Nuevo Testamento para la edificación del cuerpo de Cristo.

    Colosenses 1:29

Nuestro Señor ha provisto un ministerio que constituye un llamamiento divino y ordenado con el cuádruple propósito de dirigir a la iglesia en:

La evangelización del mundo.

La adoración a Dios.

La edificación de un cuerpo de santos para perfeccionarlos a la imagen de su Hijo.

Satisfacer las necesidades humanas con ministerios de amor y compasión.

La sanidad divina es una parte integral del evangelio. La liberación de la enfermedad ha sido provista en la expiación y es el privilegio de todos los creyentes.

La resurrección de los que han muerto en Cristo y su arrebatamiento junto con los que estén vivos cuando sea la venida del Señor es la esperanza inminente y bienaventurada de la Iglesia.

  • Habrá un juicio final en el que los pecadores muertos serán resucitados y juzgados según sus obras. Todo aquel cuyo nombre no se halle en el Libro de la Vida, será confinado a sufrir castigo eterno en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda, junto con el diablo y sus ángeles, la bestia y el falso profeta.

«Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia».

Junta Directiva

 Orlando Bohórquez, graduado en Teología en Southeastern Institute of Assemblies of God en Miami Florida, Abogado con Especialización en Derecho de Familia, Director de Misión Internacional de Ayuda, Director de Family Networt, Sección 2 AD, Mentor Asociado de la Fund. Internacional Libres para Amar, Director Jurídico Pastoral Familiar I.M., Capellán Asociado USA.

Familia Pastoral - Mision internacional de ayuda

Orlando & ClaudiaBohorquez

Familia Pastoral

Misión

Ser fortaleza al pobre y al desvalido, tenderle la mano en la tribulación e incluirlos en la gran familia de Dios, prepararlos, bautizarlos y educarlos conforme al propósito de Dios.

Visión

Conformaremos una gran Familia constituida por misioneros y voluntarios que impacten al mundo con el amor de Dios a través de las obras sociales.

Valores

Dios, Amor, Solidaridad, Generosidad, Amistad, Bondad y Servicio.